Una experiencia de participación de adolescentes en políticas públicas a nivel nacional

Nadín Llanquinao tiene 16 años, se autodefine como persona trans y pertenece al pueblo mapuche. Su militancia social la llevó a ser elegida por Mendoza como una de las 24 consejeras del Consejo Consultivo de Adolescentes de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF).

Fuente: Pixabay

En noviembre de 2020 la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) del Ministerio de desarrollo de la Nación puso en marcha el Consejo Consultivo de Adolescentes. Con esto incorporó formalmente a adolescentes de todo el país a un espacio de participación sobre temas que los involucran.

Lo integran 32 adolescentes titulares y 16 suplentes, de entre 13 y 17 años de todas las provincias. Su responsabilidad es representar a los/las adolescentes de todo el territorio argentino en procesos de diálogo y consulta sobre los programas y las políticas de la SENAF.

Nadín Llanquinao, representante -junto a Lola Gimenez- de Mendoza ante el Consejo Consultivo, explica: “Una de las cuestiones en común que compartimos en el Consejo es el adultocentrismo. Nos genera mucha ansiedad de querer cambiar todo ya, pero hay que tener paciencia». Nadín tiene 16 años, se autodefine como persona trans y pertenece al pueblo mapuche. Llegó a ser consejera a partir de su militancia en organizaciones sociales. Cuenta que, a partir de la propuesta del gobierno nacional, en cada provincia se armaron postulaciones para ocupar cargos de titulares y suplentes. Un comité integrado por adolescentes hizo la selección final de los candidatos.

El derecho a la participación de niños, niñas y adolescentes es una de las deudas de los Estados con sus ciudadanos

«El adultocentrismo es algo histórico, es la base del capitalismo. Con decisiones políticas se puede ir cambiando de a poco. En especial esa creencia de que ser niños/as/es es ser incapaces», continúa Nadin. «Lo primero que nos pregunta es “¿Cuándo fue la primera vez que vivimos el adultocentrismo y desde ahí cómo se volvió a repetir en situaciones cotidianas?” Y piensa en que “desde que somos chicos/a nos dicen que somos caprichosos y eso nos genera angustia y nos hace ser consumistas y contaminar la tierra”. Remarca también esa costumbre tan cotidiana de decir que “tenemos actitudes infantiles” Acaso ¿No son felices los y las niñas?”, subraya.

El Consejo Consultivo del que forma parte Nadin es el primero que implementa la SENAF a nivel nacional. Pero existen más experiencias. Un relevamiento efectuado por Dirección Nacional de Sistemas de Protección entre marzo y junio del 2020 identificó 248 experiencias distintas de participación en 22 provincias argentinas. De éstas, sólo 24 estaban institucionalizadas o tenían alguna base normativa. El 74 % era municipal; el 17% provincial y el 9% era llevada adelante por el gobierno nacional. En total pudieron ser relevados ocho tipos de prácticas de participación: una comisión, una jornada, 27 consejos, 30 foros, 17 mesas, 16 parlamentos, 76 programas y 112 proyectos.

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Proclamado como uno de los principios fundantes del Paradigma de Protección Integral de derechos, el derecho a la participación de niños, niñas y adolescentes es una de las deudas de los Estados con sus ciudadanos. En un conocido trabajo realizado para UNICEF, el psicólogo Roger Hart (1992) (1) concibe la participación democrática de niños, niñas y adolescentes como un aprendizaje colectivo que debería desarrollarse de manera paulatina, desde los primeros años de infancia hasta la adultez.

«El tipo de sociedad que necesitamos buscar es una en la cual los niños aprendan a ser ciudadanos competentes y sensibles por medio de la participación con adultos competentes y sensibles», escribe Hurt. Según afirma, en el podio de las posibles formas de participación se situarían los proyectos y propuestas iniciados y dirigidos por niños en un contexto de empoderamiento y facilitación por parte de los adultos. También las iniciativas de niños y niñas puestas en práctica en conjunto con adultos.

Así fue la primera sesión del Consejo Consultivo de Adolescentes de la SENAF.

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Sofía Nuñez fue elegida como representante de Neuquén. “El año pasado comenzó la convocatoria a adolescentes y lo que se trabajó con ellos/as fue el comienzo de este consejo consultivo», cuenta. «Nosotros/as como adolescentes es la primera vez en la historia que participaremos en la elaboración de políticas públicas. Luchamos por esto y lo estamos logrando», sostiene contenta.

Sofía explica los ejes que preocupan a los consejeros son diversos. «Comenzamos con el embarazo adolescentes, el consumo problemático, acceso a la salud que se complica”. En el reglamento de funcionamiento del Consejo se especifica que los consejeros y consejeras deben ser elegidos a partir de criterios de paridad de género, representatividad federal, pertenencia a pueblos originarios o a dispositivos de cuidado o privación de libertad, entre otros.

El Consejo Consultivo de Adolescentes sesiona de manera ordinaria al menos dos veces al año de forma plenaria y de manera presencial o virtual. El reglamento plantea ciertos límites: en su artículo 5 establece que las y los consejeras/os podrán participar, expresar sus voces y opiniones sólo en en los asuntos en los que la SENAF lo considere necesario. Además, se especifica que el Consejo podrá mantener reuniones con diferentes áreas y programas del área para interiorizarse de las acciones y efectuar propuestas. Se destaca el rol que se le otorga a las autoridades de la SENAF como garantes del acceso a información de la Secretaría y como facilitadoras de la vinculación con sus áreas y programas.

Uno de los principales aciertos de la iniciativa es el federalismo y la diversidad en la que se basa la elección de los/las consejeros/as. La existencia de un ámbito participativo para adolescentes a nivel nacional tiene una gran importancia política. No obstante, uno de los interrogantes que surge es en qué medida será posible evaluar la real incidencia de los/las adolescentes en las políticas fijadas por el organismo. En el actual contexto de pandemia y con más del 60% de los niños, niñas y adolescentes por debajo de la línea de pobreza, la búsqueda de políticas basadas en las perspectivas e intereses de los y las adolescentes es tanto un acierto como un gran desafío.

(1) Roger A. Hart (UNICEF) (1992). «Children’s participation. From tokenism to citizenship». UNICEF.

Laura Fiochetta | Javier Avila | ONAF | 21 de abril de 2021

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