Aprender con TEA

El trastorno del espectro autista en la educación es un desafío. La detección e intervención tempranas en niños y niñas son fundamentales, como así también incluir a las familias.

Fuente: Unsplash

Los niños y adolescentes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) necesitan intervención temprana en su vida, especialmente en el ámbito educativo. Según los especialistas en TEA, cuanto más temprano, mejor. Esto permite un acompañamiento adecuado y una enseñanza más estimulante y amena. Es esencial que tanto las familias como las escuelas estén bien informadas para poder apoyar y acompañar de la mejor manera a los niños y adolescentes con TEA.

Entre las buenas prácticas de TEA que propone el médico Daniel Valdez y se recogen en un documento del Ministerio de Educación elaborado en 2019, «las herramientas de pesquisa son instrumentos que posibilitan la identificación de aquellos niños y niñas en riesgo. No deben considerarse ni utilizarse como herramientas diagnósticas, sino como un primer acercamiento para realizar las derivaciones correspondientes», sostiene.

En este sentido, es muy importante tener una visión interdisciplinaria en el equipo que tenga en cuenta la complejidad del cuadro. Pero, especialmente, es importante considerar las posibilidades y fortalezas de los niños y niñas. Por ello, siempre es beneficioso detectar e intervenir de forma temprana, ya que mejora el diagnóstico. Así, se puede avanzar, atravesar la infancia y la etapa de crecimiento de los niños, niñas y adolescentes, conociendo quiénes son y qué necesitan.

Los programas de tratamiento deben apuntar a los aprendizajes que sean funcionales,a fortalecerlos enautonomía, y la inclusión educativa y social. Atender las diferencias supone no negar la diversidad en las personas conTEA, por eso se utiliza el término “autismos” y se considera además que la intervención no debe centrarse en los programas, sino en los individuos y singularidades. O sea, atender a lo singular aunque con reglas claras, concretas, concisas, con un horizonte que recomiendan quienes llevan muchos años enseñando a las infancias y también con un trabajo conjunto con las familias quienes viven el día a día con los niños y niñas.

Fuente: Ministerio de Educación

Virginia, una mamá cuya hija tiene un diagnóstico de TEA, le comentó al Observatorio de Niñez, Adolescencia y Familia de la Universidad del Aconcagua: «El ambiente en la escuela es fundamental para el desarrollo de cualquier niño, y en el caso de quienes tenemos hijos con TEA, muchísimo más. Mi hija requiere de un contexto ordenado y estructurado, casi todo el tiempo. Debe haber un momento y lugar para cada cosa, sin desviarse de esa línea. Considerarlo como algo fundamental. El caos le genera mucha angustia. Las rutinas son esenciales, sin ellas no pueden aprender, incluso diría que no puedes relacionarte de manera cotidiana con mi hija si eso no está claro. Saber qué va a pasar, sentirse segura de lo que se espera de ella, cómo responde la maestra ante las mismas situaciones son lo básico, lo que necesita principalmente». José, el papá de la niña, agrega: «Para facilitar aprendizajes hay que aprovechar aquellos momentos cotidianos, para sumar algo nuevo, cuando la situación lo permita».

En ese sentido, Virginia añade que: «El ambiente estructurado siempre favorece. No hay que cambiar rutinas ni sobrecargar el ambiente con estímulos sensoriales. La vista es un sentido que debemos aprovechar para evitar la sobrecarga sensorial del ambiente. Las conductas de los niños y las niñas son un modo de comunicación. Debemos ayudarlos explicitando reglas sociales de manera concreta. Y tener paciencia. Mucha paciencia. No castigar, eso no funciona. Y mucho menos si se piensa en la recreación», señala.

En ese sentido, las conocidas como tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son material muy útil para trabajar con niños y niñas con TEA. Un estudiante encuentra en las TIC un soporte que facilita su desarrollo y aprendizaje. Son medios que suelen generarles motivación y son atractivos y los estimula la educación de manera sostenida.

Según el documento del Ministerio de Educación, lo fundamental en estos procesos educativos es «profundizar la vinculación entre la familia y la escuela». Este es un eje prioritario para que un proceso de inclusión sea exitoso y para fortalecer una cultura escolar inclusiva mediante la participación activa de las familias. Por eso, es crucial centrarse en las oportunidades y fortalezas, y abrir canales que permitan un entramado de vínculos que apoyen y promuevan el desarrollo pleno de los estudiantes con TEA.

En conclusión, no es posible una educación con TEA sin las familias, sin tener en cuenta la singularidad, y sin seguir los parámetros que hacen el proceso atractivo para las infancias y los autismos.

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