Migraciones: “Pensar en una ciudadanía universal, es pensar en una utopía”

La socióloga Carolina Mera, Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, analizó las condiciones de los migrantes en la Argentina. Avances y retrocesos de una realidad que no encuentra soluciones duraderas para las personas bajo procesos migratorios.

Carolina Mera (Derecha) junto a Hilda Fadin, Directora del Observatorio, durante el Foro de Migrantes. Foto: ONAF

De la participación del observatorio en el Foro de Migrantes “Hacia los Pactos globales sobre migrantes y refugiados. Desafíos actuales en la Argentina”, organizado por el Hogar Migrante “Padre Tarcisio Rubín”, dialogamos con Carolina Mera, una de las especialistas destacadas en la temática.

¿Cuál es la situación actual de los migrantes en Argentina?

La situación actual es complicada e implica un retroceso en los avances logrados en las últimas décadas, por ejemplo, en lo que tiene que ver con las representaciones y el imaginario.

El hecho de volver a ver al migrante como una amenaza o asociado a problemas como el desempleo y la delincuencia; creo que genera malestar, que complica las relaciones sociales, que hace surgir de nuevo actitudes discriminatorias como vivimos en el país en la década del ´90 y que creíamos que en la década del 2000 ya habíamos superado, en esto de concebir al migrante desde una perspectiva más inclusiva, mas enriquecedora para nuestra realidad.

Y hoy en día se vuelve a poner al migrante asociado a la delincuencia, al terrorismo y eso genera miedos, actitudes (negativas), además de habilitar políticas más represivas y controladoras respecto de estas poblaciones.

Y eso tiene que ver con la vulneración de derechos directos, por ejemplo, ahora están teniendo muchos más problemas en los hospitales, y en las fronteras. Es decir, que cuando aparece ese discurso tan negativo hacía los migrantes se activan otros procedimientos o mecanismos que los vuelven muy vulnerables.

Hiciste referencia a nuevos paradigmas y ciudadanía universal, ¿que tratan estos conceptos?

El campo de los estudios migratorios venía muy empoderado en función del paradigma de los Derechos Humanos, es decir, concebir la migración como un Derecho Humano, como un derecho de cualquier sujeto a circular por el espacio y decidir donde vive y como.

Esto fue configurando sistemas legislativos, normativos y representaciones, desde ahí que una ciudadanía universal parece posible. Si vos concebís el derecho a migrar con un Derecho Humano, bueno, a partir de ahí uno puede cuestionar el andamiaje de derechos que organizan lo social.

Hoy hay un retroceso, pensar en una ciudadanía universal ya se parece más que una utopía. Porque estamos defendiendo los derechos puros y secos, entonces ya ese derecho parece lejano.

Pero la idea de ciudadanía universal implica eso, poder pensar que tenemos derechos no por tener un pasaporte o por haber nacido en un país específico sino simplemente por ser un ser humano.

Desde tu rol como Decana: ¿qué te ha significado tu experiencia personal en tu vida respecto de esta temática?

Empecé trabajando temas migratorios hace muchos años, hice mi tesis de doctorado, trabajé con migrantes asiáticos, y latinoamericanos urbanos en ciudades de la Argentina.

Trabajar con migrantes te hace entrar en contacto con las redes migrantes, con los migrantes ya como actores, y eso hoy para mi es un desafío como Decana, porque estás en un lugar donde podés tomar decisiones, crear programas y decís, bueno, conozco ciertos actores y realidades; ¿cómo volvemos eso un potencial para transformar, para ayudar, para sensibilizar, educar, concientizar?

En el caso de esta problemática específica más aún, porque ya tenés un vínculo con esos otros. En estos momentos, por ejemplo, en la facultad cuando fue lo de la Ley Migratoria y el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) hicimos muchas movidas con los grupos y redes migrantes; salimos a la calle, hicimos documentos, acompañamos. Entonces con todo lo que la universidad o facultad tiene como capital cultural y simbólico, puede contribuir o por lo menos poner un límite a estos procesos de avasallamiento de derechos.

Observatorio de Niñez, Adolescencia y Familia | 19/9/2018

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