La Pandemia COVID-19 está impactando en las dinámicas de comercialización y consumo de sustancias prohibidas. Readaptación de mercados ilícitos, disminución de la oferta y complejidad creciente. Algunas de las conclusiones del Informe Mundial sobre las Drogas 2020 (UNODC) y perfil de la situación local desde la mirada de un especialista.
Según el último informe de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, en 2009 en total de consumidores representaba el 5,8 de la población mundial. En 2018 el porcentaje escaló al 5,3%, lo cual equivale un salto de 210 a 269 millones de consumidores.
Esto incluye las sustancias sometidas a fiscalización en distintos tratados internacionales: anfetaminas, cocaína, éxtasis, Hachís, heroína, marihuana, opio y otras drogas (sedantes, alucinógenos, aceite de cannabis, etc.). Se trata de sustancias incluidas en los tratados de fiscalización internacional de drogas.
La urbanización sería uno de los factores que impulsaría los mercados de drogas actuales y futuros. Urbanización y consumo van de la mano; y actualmente más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas.
Por otra parte, el informe plantea que el consumo está más extendido en los países desarrollados que en los en vía de desarrollo. En esta línea, hacia el interior de cada sociedad la prevalencia del consumo sería mayor en los sectores más adinerados.
No obstante, la transición del consumo a los trastornos negativos generados por éste es más prevalente en los países de menor nivel socioeconómico: existe un vínculo entre hábitos nocivos de consumo de drogas, trastornos y bajos ingresos.
Por otra parte, los mercados de drogas son cada vez más complejos. A las sustancias de origen vegetal (cannabis, cocaína y heroína, entre otros), se han sumado drogas sintéticas que no están sujetas a fiscalización internacional. También se registra un aumento del consumo de fármacos con fines no médicos.
Consumo en tiempos de Pandemia
El informe de Naciones Unidas también hace foco en los efectos que la Pandemia tendrá sobre los mercados ilícitos y el consumo, aunque señala que aún es escaso el conocimiento que se tiene sobre el tema.
A nivel global un mayor número de agricultores podría volcarse al cultivo ilícito o intensificar esa actividad, ya sea porque el Estado pierda su capacidad de control o debido a que más personas se vean obligadas a recurrir a las actividades ilícitas a consecuencia de la crisis económica. Por otra parte, los traficantes se estarían adaptando al nuevo escenario cambiando las rutas y las prácticas de producción.
Si bien las medidas por la COVID-19 podrían dar lugar a la disminución del consumo de algunas drogas, esta situación podría ser pasajera y cambiar con el levantamiento de las restricciones. Además, la escasez de opioides podría llevar a los consumidores a sustituir esas sustancias por otras de más fácil obtención o a mezclarlas con drogas de síntesis. Es por ello que pueden surgir hábitos de consumo más nocivos a medida que algunos consumidores comiencen a inyectarse o lo hagan con más frecuencia.
Presentado en junio de 2020 en seis informes separados, el Informe Mundial sobre las Drogas 2020 traza un panorama general de la situación global del consumo de sustancias prohibidas. Mercados, cadenas de suministros impacto del COVID 19, prácticas de consumo y políticas públicas.
En Mendoza
Hugo Ocaña es psicólogo, docente de la carrera de Niñez, Adolescencia y Familia y trabaja en los centro preventivos asistenciales de adicciones “Las Heras” y “Tejada Gómez”, ambos pertenecientes al Plan Provincial de Adicciones de la Dirección de Salud Mental y Adicciones del gobierno de Mendoza. Afirma que en la situación local el aislamiento no es una lógica que responda a mayor o menor consumo, sino que está vinculado a las posibilidades de cada persona.
¿Se han agravado las adicciones durante la pandemia?
Yo no creo que se pueda hacer una aseveración general. Hay una cuestión muy subjetiva en esto. Hay personas que al estar más dentro del grupo familiar por la pandemia se alivian y disminuyen el consumo de sustancias. Y, en cambio, hay otras personas, que encuentran dentro de la familia el motivo para consumir más. Pero el aislamiento no es una lógica que responde a mayor o menor consumo. Está vinculado a las posibilidades de ese sujeto, a las formas creativas. Si un albañil trabaja en negro y está sin trabajo por la pandemia, esa situación de no tener trabajo quizás agrava las cosas.
¿Cómo es la situación respecto de los adolescentes?
Tenemos adolescentes dislocados, lamentablemente. Existe una ruptura de lazos claramente. Se consume casi sin tener en cuenta otra alternativa, no hay muchas estructuras. Además del consumo, ¿ qué ponemos sobre la mesa además del consumo? Esto podría solucionarse con políticas de Estado, con prevención desde la escuela, con posibilidad de anclaje y reconfiguración de una nueva realidades.
¿Cómo fue adaptar los centros preventivos en este contexto?
Los primeros meses hubo una disminución de la demanda debido al desconocimiento social que había respecto de la pandemia. En cuanto a quienes trabajamos, lo hacemos dos o tres veces por semana, siempre con la idea responsable de no ser nosotros quienes transmitamos el virus. Es lo que conocemos como una ética de trabajo a partir del cuidado del otro. Además de la reducción de días, implementamos la dinámica de la sala de espera con consentimiento de no haber estado vinculado a alguien con coronavirus. Al comienzo de la pandemia en Capital la circulación estaba prohibida y la gente no asistía, así es que hacíamos un seguimiento por teléfono. En Las Heras fue diferente hasta que los casos de coronavirus en el barrio Espejo despertaron el alerta y se empezaron a tomar más recaudos.
¿Cómo están trabajando hoy?
Hoy estamos trabajando siete días algunos y siete días otros. Primero ponderamos a las trabajadoras madres o padres que están cuidando a sus hijos e hijas. Son centros ambulatorios. En Las Heras es matutino y el Guaymallén es matutino y vespertino. Trabajamos tres disciplinas: psicología, psiquiatría y trabajo social.
Los Centros Preventivos Asistenciales de Adicciones funcionan en diferentes departamentos de la Provincia de Mendoza. Pertenecen al Plan Provincial de Adicciones, de la Dirección de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes. Están conformados por equipos integrados por trabajadores sociales, psiquiatras, psicólogos, licenciados y técnicos en Niñez, Adolescencia y Familia. Se realiza atención a personas con consumos problemáticos a partir de los 14 años
Datos de contacto:
mentalmza@mendoza.gov.ar
Morón 332 Mendoza (5500)
(0261) 425 3964 – (0261) 429 4017 – (0261) 429 9344
Por Laura Fiochetta | Javier Avila | 4 de agosto de 2020.