Entrevista a Mónica Coronado: “La pandemia está dejando huellas en niños/as y adolescentes”

Si bien durante la pandemia los Niños, Niñas y Adolescentes no han sido la población con mayor riesgo en contraer el coronavirus, tanto el aislamiento prolongado como el agravamiento de la situación socioeconómica han incrementado la existencia de situaciones de vulnerabilidad en sus vidas. ¿Cómo está afectando el COVID-19 a niños, niñas y adolescentes? ¿Cómo gestionar sus problemáticas en los ámbitos educativos y en contexto de pandemia? Las respuestas, en el curso dirigido a educadores/as que inicia este jueves el Observatorio de Niñez, Adolescencia y Familia de la UDA junto con la Fundación YANAY.  Un anticipo en diálogo con la psicopedagoga Mónica Coronado, quien forma parte del equipo docente.

Foto: Pixabay

¿Es posible hacer como si nada hubiera ocurrido?

Nada más lejos de eso. Ha pasado, y sigue pasando, sin duda la pandemia ha dejado huellas en nuestros niños, niñas y adolescentes. En primer lugar hay que saber que el impacto en sus derechos ha sido muy grande desde el comienzo de la pandemia. Se les restringió el derecho a la educación, a tener una familia (muchos/as no vieron a sus abuelos/as por un año), se les recortó el derecho a jugar, a socializar, porque había que proteger la vida.

¿Cómo ha afectado la pandemia, de acuerdo a las distintas edades, a niños/as y adolescentes?

Hay niños/as que tienen cuatro años y la pandemia les significa la mitad de la vida. Una persona me contaba que le preguntó a su hija pequeña desde cuándo usaba barbijo y ella contestó “Desde siempre”.  Y una mamá me comentó que su niño de cuatro años le preguntó si usaba un barbijo de Barbie cuando ella iba al jardín. Es decir que creía que la madre también había vivido en pandemia cuando niña, ese niño piensa que la pandemia es la normalidad.

En los/as más grandes, en cambio, se da una situación de incertidumbre y también se viven procesos de duelo porque han muerto muchas personas, cercanas para algunos/as y para otros/as padres o madres de sus compañeros/as. Cuando un niño se entera que la mamá de su compañerito se murió, siente que a él también le puede pasar.

Mónica Coronado es Psicopedagoga, Licenciada y Profesora en Ciencias Psicopedagógicas. Ha publicado numerosos artículos y libros sobre educación. Su libro Competencias Sociales y Convivencia (Noveduc) recibió el premio Mención al mejor libro de educación 2008 en la 35ª Feria del Libro de Buenos Aires. Foto: Prensa gobierno de Mendoza.

¿La virtualidad afectó a las infancias y adolescencias en sus relaciones interpersonales?

Un informe del  Gobierno nacional habla de una “anestesia” de los y las adolescentes. Afirma que muchos/as se sienten deprimidos/as y que han aumentado la tasa de suicidios. De hecho una directora el otro día me contaba muy contenta de una travesura que hicieron unos adolescentes y con el equipo docente lo festejaban porque eso significa que los/as chicos/as están  despertando. Lo normal es que se transgredan las normas en esa etapa de la vida, lo extraño es que estén demasiados calmos/as.

Por otro lado, la virtualidad les ha generado a muchos/as adolescentes una fobia a salir a la calle.  Quieren volverse rápido a la casa, se encuentran retraídos/as.  Por eso hay que estar atentos a estos indicadores que muestran que algo pasó, que algo no está bien.

¿Cómo hacer para restituir derechos?

Hay algo que es fundamental y que es trabajar la resiliencia. Hay que mostrarles a niños/as y adolescentes que algo hay que ganar de la pandemia, que son fuertes, que aprendieron. Que han sobrevivido a la pandemia y que hay que ir retomando la vida.

Por otro lado es importante ver cómo se maneja la información con los/as chicos/as. Un niño había dibujado un montón de cadáveres apilados. Cuando le preguntaron el por qué  dijo que “todas las noches contaban muertos en el noticiero”. Claramente hay que ver qué les significa a los y niños y niñas ver esas noticias. La muerte ha sobrevolado la vida para ellos/as y son experiencias que hay que elaborar.

¿Qué recomendaciones  generales les da a las escuelas?

Que no manejen el tema en términos de presencialidad/no presencialidad. Si pensamos en el primer grado, sabemos que en Mendoza se juntaron hace un tiempo las burbujas. No podemos hacer como si nada pasara. Primero esos grupos se tienen que conocer, tienen que jugar, es necesario planificar en torno al juego.

Las escuelas debieron haberse preparado para recibir a los niños, niñas y adolescentes. También para ayudar a los padres y a las madres para trabajar la idea de cómo aceptar lo que estamos viviendo. La idea de la gratitud de que la familia está entera es otro tema a tener en cuenta. Lo que nunca habría que hacer es negar las emociones de los chicos/as, porque eso genera muchas ansiedades.

Por otro lado, el Gobierno escolar debería haber previsto la llegada de la totalidad de los/as alumnos/as a las aulas con recomendaciones para las escuelas. No se trató a niños/as y adolescentes como sujetos/as de derechos.

¿ Hay que dar por terminada la pandemia debido a la presencia de la totalidad de los/as estudiantes en las aulas mendocinas?

De ninguna manera, hay que saber que falta mucho camino por recorrer. Para cuando los chicos/as puedan estar sin barbijo y puedan hacer piyamadas, falta mucho. Mientras tanto hay que hacer un acompañamiento con un enfoque de derechos.

Por Laura Fiochetta | ONAF | 13 de septiembre de 2021.

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