La Directora del Plan Provincial de Adicciones, Marta Hintuchi, brindó una entrevista al Observatorio. «Los adolescentes se exponen actualmente a muchos riesgos y conductas de consumo», explicó. Rutinas y dinámicas de la «nueva normalidad» ¿Cómo funciona el Plan durante la emergencia sanitaria? Virtualidad, presencialidad y trabajo en territorio.
El Plan Provincial de Adicciones es un organismo creado por la Ley provincial N° 7.088 de febrero del 2003. La norma regula a través de este organismo la intervención del Estado en lo que en ese momento se denominaban «adiccciones» y luego empezaron a llamarse «consumos problemáticos». Lo que hace la ley es ordenar las intervenciones en relación a la asistencia y a la prevención.
¿Cómo funciona el Plan?
La ley le ordena al Plan Provincial de Adicciones la modalidad en la que tiene que funcionar. Crea tres áreas de trabajo: prevención, asistencia y capacitación. Hay un cuarto espacio destinado al Observatorio de Datos Estadísticos. Igualmente, el Plan Provincial de Adicciones ha quedado muy menguado respecto del recurso humano que se viene perdiendo. En el contexto de la pandemia estamos funcionando principalmente en las áreas de asistencia y capacitación. Esto es una cuestión transitoria. Cuando se crea el plan estaba dependiendo del Ministerio de Gobierno. Desde el 2008 pasa a depender de una dirección que es la Dirección de Salud Mental y Adicciones. Eso es contradictorio al espíritu de la ley, que era darle mayor autonomía. En la ley está el presupuesto asignado, pero desde 2008 los recursos pasan por la Dirección de Salud Mental. Las autoridades de Salud Mental son quienes van autorizando o no los fondos.
¿Con qué fondos cuenta?
Los fondos están asignados dentro del presupuesto de la Provincia y también hay una partida dentro del Instituto de Juegos y Casinos que tiene que trabajar con programas de salud. Pero no hay un manejo autónomo de fondos.
¿Cómo es la asistencia en contexto de pandemia?
Dentro del área de asistencia se enmarcan los centros de adicciones que tiene el gobierno provincial en coordinación con la comunidad terapéutica que hay aquí en Mendoza. La Provincia tiene un convenio para internar personas con un cupo que se maneja desde el área de asistencia y también en conjunto con los centros de adicciones. El área de asistencia toma todas las derivaciones que tienen que ver con problemas de consumo de adolescentes o que se presentan en la red. Durante la pandemia, el área de capacitación y prevención están funcionando en forma conjunta. Están intentando sostener en la medida de lo posible un programa basado en una ley que establece que niños, niñas y adolescentes deben tener contenidos de prevención de consumos problemáticos hasta finalizar la secundaria.
Además, dentro del área de capacitación se han rediseñado las capacitaciones para poderlas llevar al ámbito de lo virtual. Tenemos el centro de capacitación permanente que tiene nueve cursos sobre consumo problemáticos en un ciclo anual que se va repitiendo. Estamos con un proyecto de un curso virtual en la Escuela de Salud Pública y con una serie de capacitaciones que están un poco suspendidas y re definiéndose, pero que dependen de esa área. También estamos en el intento de restablecer un trabajo que en un momento tuvo el plan vinculado al área de estadísticas.
¿Hoy conviven modalidad virtual y presencial?
Los centros de adicciones han tenido que restringir la atención presencial al principio. Después se ha ido abriendo. Hoy conviven las dos modalidades: presencial y virtual. La virtual principalmente es la línea telefónica, porque no todos los centros tienen Internet y no todas las personas que consultan tienen Internet como para trabajar con otras plataformas. Se trabaja mucho por teléfono. Hoy están haciendo contacto telefónico no sólo para darles el turno, sino también para ver con qué urgencia hay que trabajar en esa situación y si es indispensable que las personas vayan a lo presencial. Porque cuando se trata de una prestación de psiquiatría sí o sí hay que ir a buscar la receta o buscar la medicación. Por eso digo que se han combinado las dos modalidades: virtual y presencial.
¿Cómo trabajan con las terapias?
La comunidad terapeútica no depende de nosotros, es de una organización de la sociedad civil. Pero el plan tiene un convenio. La comunidad también tuvo que externar muchos pacientes para cumplir con los protocolos de trabajo que se exigen en la pandemia, principalmente en relación a la capacidad física y a la distancia que hay que mantener. Se establecieron tratamientos por vía remota en los que ellos tienen contacto diario con las personas que tenían con la modalidad de internación. Además, se crearon grupos en Zoom y en otras plataformas similares. Se sostienen las modalidades grupales y la psicoterapia individual. Hoy se está ingresando a las personas en base a un protocolo específico de trabajo.
¿Cómo resuelven el tema del trabajo en territorio?
No tenemos dispositivos específicos para trabajar en territorio. El trabajo territorial queda en las posibilidades que cada centro tenga para llevarlo a cabo, pero éstas son mínimas. Porque cada centro tiene una modalidad de trabajo más clínico y se trabaja mucho. Pero no hay una modalidad de trabajo específica.
¿Han aumentado los consumos problemáticos?
Los centros nos refieren que están trabajando mucho. Que tienen mucha demanda en la pandemia. Lo que se percibe en la sociedad en general es que han aumentado los consumos. No de la gente que consulta en un centro de adicciones, sino que se han ido regulando en las nuevas rutinas de la gente. Aunque no hayan datos, se escucha que la gente está tomando más alcohol o está recurriendo más a psicofármacos para poder dormir. Lo que sí hemos tenido son pacientes con intoxicaciones, que incluso han terminado detenidos por transgredir alguna de las nuevas normas a las que nos tenemos que acostumbrar hoy día.
¿Cuál es la franja etárea que se ve más reflejada con los consumos problemáticos?
Hay distintas formas de pensar la cuestión de la franja etárea, porque lo que ocurre con los consumos problemáticos es que están en aumento y lo que está disminuyendo es la edad de inicio del consumo. Más allá de la cantidad y las edades, a mi como responsable del Plan Provincial de Adicciones la franja etárea que más me preocupa es la de los adolescentes. Por el descenso en la edad de inicio y porque son personas que están proceso de desarrollo. Y todo lo que ocurre en ese proceso de desarrollo es de muy difícil abordaje. Los adolescentes se exponen actualmente a muchos riesgos y conductas de consumo. Me parece lo más complicado, más allá de que sean más o menos en cantidad en relación a la población total.
¿Cuándo un consumo es problemático?
Los consumos se definen como problemáticos en relación a los daños y los riesgos a los que se expone una persona cuando tiene hábitos de consumo. Eso ha permitido ampliar la mirada y hablar de consumos problemáticos y dejar de hablar de adicciones. Durante mucho tiempo se creó la idea de que las adicciones eran lo que había que tratar. Una persona puede tener un episodio de abuso de alcohol, como le sucede a los adolescentes, y aunque fuera un solo episodio eso puede significarle un daño irreparable. Por eso hoy los consumos se definen en relación a los daños. Si una persona considera que tiene un consumo problemático, lo ideal es tratarlo como un problema de salud. Por lo tanto habría que activar la red sanitaria que esa persona tiene a su alcance.
¿Las adicciones se curan?
Las adicciones no son una enfermedad. No tienen un único elemento que la cause. Desde el punto de vista de la salud mental y tal como la tratan los manuales diagnósticos de salud mental son un trastorno. Las adicciones se abordan, los consumos problemáticos se tratan a través de los dispositivos técnicos con los que cuenta el espacio de salud mental. El resultado de ese abordaje depende de cómo ese trastorno se presente y de cómo se arma en función de que hay muchos factores que intervienen en la etiología de un problema de consumo.
Por Laura Fiochetta | ONAF | 20 de agosto de 2020